Mi prima dice que tengo piernas de ico, aunque sinceramente yo odio mis piernas porque son flacuchas y escuálidas. Qué increíble que el ser humano no este de del todo de acuerdo con lo que tiene ¿no?
Ayer a la noche leí un libro que me regaló mamá, me pareció bastante interesante; debo confesar que dejé el señalador en la mejor parte y que no quería irme a dormir sin terminar de leer el primer capitulo. Trataba de un hombre que iba satisfaciendo sus necesidades de vivir, y que por otro lado, intentaba cambiar eso que tanto detestaba. Por ejemplo: yo, Eugenia, odio los pelos ajenos cuando se pegan en el jabón de baño, o las moscas a la hora del almuerzo o quizá los mosquitos a la hora de dormir, parecido a esa fastidia que me agarra cuando no me miran a los ojos cuando hablo.
Me satisface hacer cosas muy simples, como comer chocolate blanco o tener todo lo que quiero para mi, que haya solo una persona a la que no me canse de mirar, y otra, que me haga reír sin parar: Sebastián.
Me fascina crear formitas con plastilina o hacer corazones de arcilla y regalárselo a Yanina. Me divierte el circo, preferiblemente el circo de la alegría.
Me agrada besar al espejo y dejarle la marca, caminar y pisar las hojas con fuerza… mirar a Karen bailar y que me ponga la piel de pollo.
No se si soy especial, no se que es ser especial, pero Jony me lo dice todo el tiempo que me observa.
Me di cuenta de mis necesidades de vivir, como actuar para seguir o dejarme estimular por las mil risas que me regala Antonela. Estoy viva.